En la industria, la Normativa REACH establece un sistema de clasificación y procedimientos específicos que las empresas deben seguir dependiendo de su rol en la cadena de suministro. Los fabricantes e importadores deben registrar las sustancias que producen o importan en cantidades superiores a una tonelada anual, mientras que los usuarios intermedios deben asegurarse de que sus usos estén cubiertos por los escenarios de exposición proporcionados por sus proveedores. Para facilitar este proceso, las empresas que trabajan con la misma sustancia deben presentar un registro conjunto, lo que promueve la colaboración y el intercambio de datos entre competidores, reduciendo así los costos y evitando la duplicación de pruebas, especialmente aquellas que involucran animales.
La implementación de REACH también ha impulsado la innovación en la industria química europea, ya que las empresas buscan desarrollar alternativas más seguras a las sustancias peligrosas. Por ejemplo, cuando una sustancia se identifica como de alta preocupación (SVHC), las empresas deben buscar sustitutos o demostrar que los beneficios socioeconómicos superan los riesgos y que no existen alternativas viables. Esto ha llevado a avances significativos en la química verde y en el desarrollo de procesos más sostenibles. Además, la normativa ha establecido plazos específicos para la adaptación, como el reciente requisito de que las nuevas sustancias cumplan con las reglas actualizadas a partir del 1 de mayo de 2025, mientras que las sustancias existentes tienen hasta el 1 de noviembre de 2026.