En la industria, la oxidación es esencial en numerosos sectores. Por ejemplo, en la metalurgia, la oxidación se utiliza para modificar las propiedades superficiales de los metales, como sucede en la pasivación del aluminio o la creación intencional de una capa de óxido sobre el acero para mejorar su adherencia en aplicaciones de construcción. Además, en el tratamiento de aguas residuales, los procesos de oxidación avanzada emplean agentes como el ozono o el peróxido de hidrógeno para descomponer contaminantes difíciles de eliminar.
El término también se emplea para diferenciar entre cambios superficiales y dañinos en materiales industriales. Mientras la oxidación puede ser un proceso estético que no afecta las propiedades principales de algunos metales, la corrosión implica deterioro funcional y pérdida de resistencia mecánica, lo que es crucial en sectores como la construcción, minería y manufactura de equipos. Asimismo, la oxidación avanzada se utiliza en la industria alimentaria y farmacéutica para destruir compuestos orgánicos peligrosos, garantizando productos finales seguros y de alta calidad.